en la oficina
me sirvo un café
y me pongo a meditar
largos momentos me propongo erradicar
unas dagas de mi corazón he de sacar
pero la taza me abre la cabeza
hacia un vació de soledad.
recuesto mi silla
la mollera descansa sin afrontar
lo que adentro pasa es un mal
pero los escudos aun fuertes están
el tiempo una barrera pudo plasmar
aunque tu besos la logren derrumbar.
asomo la mirada por la ventana
es difícil la verdad
mirar la entrada una calamidad
afrontar la despedida
un retrato calamitoso
que me lleva a un pozo.
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